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REFLEXIONES :: El Médico como Educador (Por el Dr. Raúl Pitashny)
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Respetaré a mi maestro de la ciencia como a mis padres y compartiré mi vida con él y le pagaré todas mis deudas. Consideraré a sus hijos como mis hermanos y les enseñaré la ciencia, si ellos desean aprenderla, sin pago ni contrato. Facilitaré preceptos, lecturas y todas las otras enseñanzas a mis hijos, a los hijos de mi maestro y a todos aquellos alumnos que debidamente hacen este juramento y a ningún otro.

Con estas palabras, el juramento hípocrático declara que la enseñanza es una obligación esencial de la profesión médica, Por miles de años, la educación fue el deber primario de los médicos porque era , casi su única modalidad terapéutica. Los practicantes de los pasados 200 siglos no tenían los beneficios de la anestesia, antibióticos, radiografías, test de laboratorio ni una hueste de otros descubrimientos que actualmente iluminan la medi­cina, El diagnóstico' y el pronóstico eran las habilidades supremas, El objetivo del clínico era nombrar la enfermedad del paciente y predecir su curso natural. Aún los tratamientos disponibles -dieta, reposo, ejercicio y medicina con hierbas- dependían fundamentalmente de la comprensión del paciente y el cumplimiento de éste.

El progreso de la farmacología, radiología, anatomía patológica, y cirugía aumentaron progresiva­mente la habilidad no sólo para predecir, sino también para modificar la historia natural de la enfermedad, La comunicación es obviamente importante en el tratamiento de infecciones o traumatismos; pero es difícil argumentar que las explicaciones sobre las patogénesis son más importantes que los antibióticos al tratar una neumonía.

Aun durante la mayor parte de nuestro siglo, esas dos orientacio­nes antitéticas - enseñar y hacer -­ estaban en una especie de balance precario, hasta que el tiempo como , factor crítico inclinó la balanza a favor de la acción, Cuando sólo tienen 15 ó 20 minutos (o mucho menos) para dedicar al paciente parece difícil justificar dedicárselos a hablar cuando una prescripción o un test diagnóstico o un procedimiento quirúrgico puede posiblemente curar o al menos aliviar los síntomas.

Muchos comentadores han llamado la atención señalando que la medicina está perdiendo su toque humano, y la tan discutida declinación del prestigio de la profesión médica puede en gran parte ser atribuida a la sensación de que los médicos no tienen ya interés o habilidad para enseñarles a sus pacientes acerca de su salud y su vida.

Esta sensación de que los médicos no se interesan por aclarar las preocupaciones de sus pacientes ha contribuido a la popularidad de la medicina alternativa, especialmente entre la clase media educada en países del primer mundo.

Desde los tiempos de Hipócrates, la medicina ha reclamado un doble linaje, siendo tanto una ciencia como un arte. Pero una cascada de maravillosos descubrimientos científicos durante las últimas décadas ha llevado a la mayoría de los médicos a identificarse más con el aspecto científico que con el huma­nístico de su herencia.

Sin embargo, hay muchos indicios contemporáneos en la política, en la economía, en la sociedad, y en la medicina misma que. sugieren que es tiempo de rescatar los ideales históricos.

La enseñanza no es siempre la más impresionante y gratificante de las actividades del médico, y ciertamente no es la mejor remunerada. Está sin duda, sumergida detrás de la tecnología, presionada por el escaso tiempo disponible, las restricciones económicas, el crecimiento exponencial de la información y por si fuera poco, el gerenciamiento de la salud con sus propios intereses y exigencias.

Sin embargo, también para la Ética moderna, "la educación y el consejo a los pacientes con relación a su condición y pronóstico", es uno de los objetivos fundamentales en todos los campos de la medicina.

Cada médico es, en esencia, un maestro. La misma palabra doctor proviene del latín docere que significa: enseñar.

Por otra parte, los pacientes quieren y tienen derecho a tomar sus propias decisiones y para ello necesitan estar bien informados.

Finalmente, la educación contribuye a mantener la salud y prevenir la enfermedad. Por lo tanto, también es fundamental para reducir los crecientes costos actuales.